Crear una rutina diaria ayuda a los niños en su desarrollo social y les proporciona confianza en sí mismos. Tener una rutina fija es normal para los adultos. Entendemos que tener horarios es fundamental para realizar nuestras tareas y si no seguimos la rutina no podremos realizar todas nuestras actividades diarias. Los niños no tienen esta conciencia, por lo que desde la primera infancia es importante establecer un calendario que dé seguridad y garantice la independencia, autonomía y crecimiento saludable del niño.
A través de la rutina, el niño desarrolla habilidades y aprende a afrontar las diferentes situaciones cotidianas
el entorno y las personas, acostumbrándose a lo que se le expone y evolucionando social y cognitivamente. Cuando tu hijo desarrolla el hábito de tener horarios específicos para comer, dormir y jugar, comienza a comprender las rutinas y a crearse pequeñas responsabilidades, volviéndose más seguro e independiente.
La rutina implica crear reglas y establecer algunos límites.
En cierto sentido, esto puede generar una dosis de frustración en el niño, pero es importante aprender a vivir con este sentimiento desde temprana edad. Además, durante su desarrollo, la rutina adquiere complejidad, enseñándole cómo comportarse ante determinadas situaciones.
Según estudios difundidos por el Ministerio de Sanidad en 2017, sólo el 15% de la población cree que es importante que los niños de hasta 3 años tengan una rutina (comer, bañarse, jugar, ver la televisión). Esta valoración de la rutina facilita la integración de los niños en el entorno escolar, donde el respeto a los horarios es fundamental y estructura hábitos que se naturalizarán con el tiempo.
Para crear una rutina en la educación infantil no basta con llenar el día de tu hijo con actividades que le gusten hacer o dejar que él mismo decida qué hará. La rutina en la primera infancia debe planificarse estratégicamente no sólo para despertar interés, sino también para generar resultados satisfactorios. La escuela ayuda y refuerza la comprensión y el respeto por la rutina, permitiendo que los niños tengan seguridad y control sobre el espacio y el tiempo que pasan en la escuela.
En busca de una educación más sólida para sus alumnos, pensando en los beneficios que podría traer a los niños en el futuro, como responsabilidad y conciencia de sus obligaciones, muchas instituciones educativas han tratado de darle más importancia a la organización de las actividades propuestas. a los estudiantes estudiantes. de la rutina en la educación infantil. Esta práctica ayuda en la planificación escolar, genera mayor seguridad a las familias de los niños, mejora las relaciones entre los niños y aumenta la confianza y autonomía del educador.
Por último, no te desesperes si tu agenda se desvía de vez en cuando: ¡suceden acontecimientos inesperados! Disponer de tiempo libre entre las actividades programadas puede aportaros a ti y a tus pequeños más tranquilidad en caso de retrasos o cancelaciones.
La importancia de la rutina en la primera infancia
La rutina en la primera infancia es fundamental para el desarrollo emocional, físico y cognitivo de los niños. Durante esta etapa, los niños están descubriendo el mundo y desarrollando habilidades clave para su futuro. Aquí te explico algunas razones por las cuales las rutinas son importantes:
- Seguridad y estabilidad: Las rutinas proporcionan a los niños una sensación de seguridad y previsibilidad, lo que les ayuda a sentirse más tranquilos y confiados. Saber lo que sucederá a continuación reduce la ansiedad y el estrés.
- Desarrollo de hábitos saludables: Establecer rutinas diarias para actividades como el sueño, la alimentación y la higiene personal ayuda a los niños a desarrollar hábitos saludables desde temprana edad, lo que favorece su bienestar a largo plazo.
- Estructura y disciplina: Las rutinas enseñan a los niños el concepto de orden y les ayudan a aprender a gestionar su tiempo y sus actividades. Esto fomenta la autodisciplina y les prepara para la vida escolar y adulta.